La policía afgana encontró ayer el cadáver de uno de los dos ingenieros alemanes secuestrados el pasado miércoles, a unos 100 kilómetros de Kabul. Mohammad Hewas Mazlum, el jefe policial en la provincia de Wardak, donde se produjeron los hechos, confirmó la noticia pero no dio detalles, ni mencionó la situación del segundo secuestrado. Sin embargo, Afganistán y Alemania insisten en que sigue vivo y están intentando rescatarlo.

El hallazgo hizo aumentar los temores sobre la suerte del segundo ingeniero y sobre los 23 surcoreanos que siguen en poder de los talibanes. El anuncio de una operación militar para liberarlos, anunciada ayer, acrecentó los temores a que no pudieran ser rescatados con vida.

En Alemania, el dominical Bild am Sonntag afirmó que el cadáver del alemán tenía un agujero de bala en la cabeza, lo que significaría que, efectivamente, fue asesinado por sus captores talibanes. El Ministerio afgano de Exteriores dijo el sábado que el secuestrado falleció de un ataque al corazón.

Por su parte, los insurgentes talibanes dejaron ayer de lado el tema del segundo alemán y se centraron en los 23 surcoreanos. La presencia de una delegación de Seúl en Afganistán animó a los talibanes a ampliar 24 horas más el plazo que habían fijado para ejecutar a los 23 misioneros asiáticos, que finalizaba a media tarde de ayer. Los insurgentes amenazaron con matar a los 23 surcoreanos si las autoridades afganas no excarcelaban a otros tantos talibanes y si Seúl no se comprometía a retirar sus tropas de Afganistán. Efectivos del Ejército, la policía y los servicios de inteligencia afganos mantenían ayer sitiados a los talibanes en la localidad de Qara Bagh, aunque descartaron lanzar un ataque, al menos por ahora, afirmó el portavoz del Ministerio afgano de Defensa, Zahir Ahimi.