Un día después de la exitosa operación policial del viernes, la policía británica empezó a interrogar ayer a tres de los cuatro presuntos autores del atentado del 21-J. Será en la comisaría de alta seguridad de Paddington Green, en el centro de Londres, donde los detenidos permanecerán al menos durante 14 días, los que la legislación británica concede para retener e interrogar a un sospechoso de terrorismo sin cargos.

Los cuatro hombres ocupan pequeñas celdas individuales y durante las primeras 48 horas de arresto no pueden tener contacto con abogados ni familiares. La información que la policía obtenga será vital para descubrir al cerebro de los atentados, quién les facilitó los explosivos y si hay más células operativas en el país.

Lo que ocurra en los bajos de la comisaría será seguido de cerca por los grupos de derechos humanos, que recuerdan que cualquier interrogatorio que conlleve tortura es ilegal según la legislación internacional, y que la información obtenida así puede no ser aceptada como prueba en un tribunal.

La policía insiste en que la investigación sigue en marcha. "La amenaza sigue existiendo", manifestó un responsable. Scotland Yard no descarta que otras personas involucradas en el 21-J sigan en libertad, ni que otros extremistas estén planeando nuevos atentados.