Transcurridas 17 noches consecutivas de actos de violencia, difícilmente controlables en las provincias, y cuatro días de aplicación de las medidas de urgencia, el director general de la Policía Nacional, Michel Gaudin, se dio ayer un baño de optimismo. Demasiado pronto para lanzar los cohetes de fin de fiesta de la crisis de los suburbios que, según un sondeo de Ifop, deja mal parado al presidente francés, Jacques Chirac.

Tras ofrecer el resumen diario de las agitadas noches francesas, Gaudin indicó que la situación debería "normalizarse rápidamente" e incidió en la "gran calma" reinante en la noche del sábado al domingo.

CALMA PRECARIA La calma era más bien precaria, como señalaba el diario Le Parisien, si se tiene en cuenta que, a pesar de haber menos vehículos quemados la noche del sábado, las autoridades aún se vieron forzadas a aplicar medidas de emergencia para atajar los disturbios.

Un ejemplo claro fue Lyón, la tercera ciudad del país y la primera en vivir en su centro histórico la rabia de los violentos de los suburbios. La prefectura, delegación del Gobierno, prohibió las concentraciones en varios barrios, especialmente en los más céntricos, casi todo el día.

La medida se adoptó tras el estallido de disturbios en el centro el sábado por la tarde, la quema de 60 coches y el ataque contra la gran mezquita de la ciudad por la noche, a pesar de que en esta ciudad y en otras 10 comunas del departamento del Ródano impera el toque de queda.

TOQUE DE QUEDA Estrasburgo y Toulouse fueron otras grandes ciudades salpicadas de incidentes. Tras más de dos semanas de disturbios, 30 localidades estaban bajo el toque de queda y el despliegue policial se mantenía en la mayoría de los suburbios. Incluso Christian Lambert, hombre de confianza del ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, dijo que los antidisturbios se quedarán en los suburbios, donde están desplegados 4.000 hombres. Y es que la situación no estaba bajo control.

Sólo París regaló un fin de semana tranquilo, tras vivir bajo la vigilancia de 3.000 policías y la prohibición de concentrarse por temor a una marcha de los desfavorecidos, que no aconteció. En cambio, en toda Francia, 374 coches fueron quemados el sábado frente a los 502 del día anterior. De ellos, 298 en provincias y 76, en los alrededores de París. Gaudin ofreció estas cifras como un triunfo.

CITA GUBERNAMENTAL Hoy se sabrá cómo respira el resto del Gobierno, que se reunirá antes de lo previsto para hacer balance y decidir sobre la prolongación de las medidas de emergencia adoptadas al calor de las llamas del extrarradio parisino. Hoy también empezarán las expulsiones del centenar de extranjeros, con permiso de residencia o no, detenidos en los disturbios, por orden de Sarkozy.

A Sarkozy le resultaron ayer favorables los sondeos, en el pulso mantenido con el primer ministro, Dominique de Villepin. A la pregunta de en quién confían más para aportar soluciones, el 53% de los encuestados por Ifop respondieron con el nombre del ministro de Interior. Villepin se situó en segunda posición (52%) y Chirac, en la séptima.