El terrorismo estuvo a punto de golpear ayer Ankara, justo el día del sexto aniversario del 11-S. Artificieros de la policía turca desactivaron un minibús bomba con 300 kilos de explosivos estacionado en un aparcamiento del centro de Ankara, según el gobernador de la capital, Kemal nal. Un perro policía localizó los explosivos en una operación especial de seguridad con motivo del aniversario del 11-S y también del golpe militar de 1980 en Turquía, que cumple mañana su 27º aniversario.

Turquía había reforzado la seguridad en zonas estratégicas de la capital, lo que permitió evitar ayer un importante atentado, según las autoridades. Un perro descubrió el minibús bomba en un gran aparcamiento, que alberga unas dependencias militares y un centro médico, y está rodeado de edificios de viviendas, oficinas y comercios del barrio residencial de Kurtulus.

SUSTO Y CARRERAS "La policía nos ordenó evacuar el edificio. La gente se asustó y comenzó a correr. Ahora esperamos en el bazar cercano al aparcamiento para poder volver", afirmó Abas Yuksel, de 38 años, que trabaja para una compañía constructora cercana. Los agentes decidieron desalojar enseguida la zona, tras verificar que el coche señalado por el animal llevaba placas de matrícula falsas.

Al abrir el vehículo se encontraron con los explosivos, que los artificieros lograron neutralizar, según el jefe de la policía, Ercument Yilmaz. Otras fuentes policiales desvelaron que puede tratarse de dinamita y nitrato de sodio, pero Yilmaz rehusó confirmar este extremo.

"El trabajo meticuloso de las fuerzas policiales impidió una catástrofe. No quiero pensar lo que hubiera pasado si el atentado se lleva a cabo", declaró nal, tras precisar que había "gran cantidad de explosivos". nal dijo que no había pistas sobre los autores del atentado. "Es demasiado pronto para decir quién estaba detrás de esto, pero la bomba era grande y no quiero pensar qué hubiera ocurrido si hubiera explotado", recalcó. Sin embargo, fuentes de la lucha antiterrorista apuntaron a Al Qaeda.

Bomberos y ambulancias acudieron a la zona y la policía estableció un perímetro de seguridad de cinco kilómetros, según las cadenas de televisión. Asimismo, los agentes cortaron las señales de telefonía móvil para bloquear posibles explosiones activadas por control remoto, según la cadena CNN-Turquía.

Turquía fue objeto de varios atentados sangrientos en los últimos años. Los más graves de la historia del país tuvieron lugar en el año 2003, cuando suicidas islamistas se empotraron con coches bomba en dos sinagogas de Estambul el 15 de noviembre, y en el consulado británico y en una oficina del banco HSBC cinco días después. En esos atentados murieron 63 personas y resultaron heridas 600.