Altos responsables de la policía de Irlanda del Norte contrataron como informadores y protegieron a miembros de una banda de paramilitares lealistas. Entre 1991 y el 2003, oficiales de la Sección Especial de la Royal Ulster Constabulary (RUC), colaboraron con los terroristas de la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF), la banda más sanguinaria de paramilitares protestantes, responsable durante esa etapa de 15 asesinatos.

Los detalles de esta corrupta relación figuran en el documento de 162 páginas hecho público ayer por la supervisora de la policía norilandesa, Nuala O´Loan. Tras tres años de investigación, el informe denuncia la impunidad de los miembros del UVF para cometer los más horrendos crímenes, una quincena al menos, que fueron encubiertos. La banda participó además en otros 72 delitos, incluidos 10 intentos de asesinato, disparos a quemarropa como "castigo", ataques, tráfico de drogas y extorsión.

El hombre en el centro del escándalo es el antiguo miembro de la UVF, Mark Haddock, que recibió al menos 120.300 euros de la policía en el periodo investigado. Entre la decena de víctimas mortales hay tanto católicos como protestantes.