El complot islamista para atentar contra objetivos estadounidenses, desbaratado por la policía en Alemania, ha reabierto en ese país el debate sobre las medidas antiterroristas y la política de inmigración, y ha reforzado al ministro del Interior, Wolfgang Schäuble, que aboga por un endurecimiento de las mismas. Esta cuestión divide al Gobierno de la gran coalición que preside Angela Merkel.

La posición de Schäuble cuenta con el apoyo de Merkel --ambos cristianodemócratas de la CDU--, pero despierta los recelos de sus socios de Gobierno, los socialdemócratas del SPD, e incluso de sectores de la propia CDU.

Schäuble defendió ayer la necesidad de una política de inmigración más estricta, de castigar a quienes visiten "campos de entrenamiento de terroristas" y, como medida más controvertida, el espionaje electrónico de toda persona sospechosa de cualquier vínculo con el terrorismo. "Los expertos coinciden en subrayar que los terroristas se comunican cada vez más a través de internet", afirmó el ministro.

"No podemos seguir perdiendo el tiempo porque el peligro está presente y no podemos dejar espacios donde los terroristas estén seguros", afirmó la cancillera, Angela Merkel, en defensa del control informático.

LA GESTAPO Y LA STASI Los alemanes se muestran especialmente sensibles ante cualquier medida de control de los ciudadanos por parte del Estado, dada la experiencia de la Gestapo, en la época nazi, así como la de la Stasi (la policía secreta del régimen comunista de la extinta República Democrática Alemana).

En medio de la polémica, los servicios de seguridad anunciaron ayer que buscan a otras 10 presuntos implicados en el abortado plan para atacar objetivos estadounidenses en Alemania. En la madrugada del miércoles, la policía detuvo a tres personas (dos alemanes convertidos al islam y un turco) acusados de estar detrás del complot. La policía sigue en alerta y ha lanzado una operación para descubrir a toda la red que instigaba, protegía y financiaba a la célula islamista.

Desde su incorporación al Gobierno en el 2005, Schaüble no ha cesado de dar la voz de alarma y exigir mano dura. El pasado mes de julio el ministro del Interior fue blanco de todas las críticas por haber llegado al extremo de preconizar los asesinatos selectivos de sospechosos.

El frustrado atentado puede haber reforzado la posibilidad de que Schaüble logre finalmente un endurecimiento de la legislación. Pero los detractores de esta alternativa también invocan el éxito policial. Así, la ministra de Justicia, Brigitte Zypries (del SPD), afirmó ayer que este éxito demuestra que las medidas existentes son suficientes porque han permitido la detención de los tres sospechosos.