El abogado Antonio Ledezma, de 53 años, es un político de la vieja estirpe. Fue alcalde del municipio Libertador de Caracas y gobernador del Distrito Federal cuando esos cargos los nombraba a dedo el presidente. Ahora volverá a gobernar una ciudad que, dice, "se está cayendo a pedazos" y "sufre de una aguda anarquía", por la "ausencia de un plan estratégico". Como segunda figura política de Venezuela, se convertirá en el dirigente de la oposición con más posibilidades de enfrentarse a Hugo Chávez en unas presidenciales.

Ledezma nació el 1 de mayo de 1955 en San Juan de los Morros, la ciudad del estado de Guárico más próxima al corazón del país. Allí estudió hasta licenciarse en Humanidades. En Caracas, obtuvo el título de abogado y cursó estudios de posgrado para especializarse en gerencia pública. Desde la secundaria fue un adeco --militante de la juventud de Acción Democrática (AD). Fue secretario juvenil en su estado natal y dirigente estudiantil, y llegó al comité ejecutivo de la formación socialdemócrata.

A los 24 años era diputado en Guárico y cinco años después fue elegido diputado del Congreso Nacional. Redactó el proyecto de ley antidrogas y, reelegido en 1989, presidió la comisión que creó los dos estados de Delta Amacuro y Amazonas.

Más tarde fue elegido senador y, como vicepresidente de la Cámara, intentó una reforma constitucional que no llegó a concretarse. Declinó en 1999 su candidatura a la secretaría general de AD por desacuerdos con la forma de elección interna y un año después abandonó el partido blanco y fundó con otros disidentes el partido Alianza Bravo Pueblo. Antes, en 1992, el presidente Carlos Andrés Pérez lo designó gobernador de la capital y, en un año, neutralizó a los grupos radicales de izquierda en el barrio 23 de enero, el gran feudo chavista.

Acción municipal

En 1995 ganó, ya en elecciones, la alcaldía del municipio Libertador, que abarca el centro de Caracas, donde empezó a barrer a los vendedores callejeros, repatrió a los inmigrantes indocumentados e impulsó la ampliación del metro. Las buenas relaciones que tenía con el presidente Rafael Caldera se fueron al garete cuando Chávez llegó al poder. En el 2000 buscó la reelección y fue derrotado por el candidato oficialista en una elección que tildó de fraudulenta.