La periodista rusa Anna Politkóvskaya, asesinada a tiros el sábado en el ascensor de su casa en Moscú, tenía en sus manos una bomba periodística cuyo rastro se perdió después de su muerte. Faltaba solo una hora para que la reportera de metal enviara a su redacción una nueva investigación sobre las torturas sistemáticas en Chechenia cuando sonaron los disparos del asesino. Organizaciones periodísticas y humanitarias y dirigentes políticos de todo el mundo han condenado el asesinato.

Las torturas sobre Chechenia centran las investigaciones, según la versión del bisemanario Nóvaya Gazeta, donde trabajaba Politkóvskaya. Los periodistas están llevando a cabo sus propias pesquisas. "Iba a entregarlo a las 18.00 horas una vecina encontró el cadáver de Politkóvskaya a las 17.10. Probablemente, no le dio tiempo a enviarlo. Lo único que sabemos es que tenía fotos y testimonios grabados de los torturados", declaró a este diario Vitali Yaroshevski, director adjunto del rotativo.

La periodista solía escribir en casa, donde guardaba su extenso archivo, en su mayor parte dedicado a Chechenia. Se desplazaba a la redacción solo para asistir a los consejos de redacción o cuando tenía una entrevista. Por tanto, el último texto de Politkóvskaya debe estar grabado en su ordenador portátil, embargado ayer por la policía rusa. Los agentes se incautaron también del ordenador que la periodista usaba en Nóvaya Gazeta, así como de su archivo y agendas telefónicas.

El Kremlin encargó al fiscal general, Yuri Chaika, que controle la investigación. Los colegas de Politkóvskaya dijeron que pueden "conseguir más información que la investigación oficial". "Tenemos fuentes propias que podrían esclarecer este crimen", afirmó el otro director adjunto, Oleg Jlebnikov.

Uno de los accionistas del bisemanario ha ofrecido 25 millones de rublos (800.000 euros) de recompensa a cambio de información. El director del periódico, Dmitri Muratov, espera que la recompensa permita identificar al ejecutor y a quienes encargaron el asesinato de una de las periodistas más críticas al régimen de Vladimir Putin.

REACCIONES INTERNACIONALES Las críticas y condolencias llegaron de todo el mundo. La directora de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, Nicola Duckworth, recalcó que "Rusia ha perdido a una valiente y dedicada defensora de los derechos humanos". Por su parte, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, declaró que el crimen "no debe quedar impune".