No hay tiempo que perder. El nuevo primer ministro polaco, el liberal Donald Tusk, empezó ya a soltar el lastre de la era Kaczynski en un discurso de investidura en el que confirmó sus promesas electorales, entre ellas la retirada de Irak.

El nuevo primer ministro cree --como el 85% de los polacos, según un sondeo-- que es hora de que los 900 soldados desplegados en Irak vuelvan, y lo harán durante el 2008. Los 1.200 militares destinados en Afganistán se quedan.

Tusk utilizará "el diálogo y el consenso" como armas en la política exterior. Aspira a normalizar las relaciones con Moscú y Berlín y a tener un papel activo en la UE. Como primer paso, ratificará el Tratado de Lisboa, aunque en los términos pactados con Kaczynski.