El liberal Donal Tusk y el conservador católico Lech Kaczynski se disputarán dentro de dos semanas la presidencia de Polonia tras haber obtenido un 38,4% y un 32,1% de los votos, respectivamente, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas ayer. Los resultados confirmaron el giro a la derecha experimentado en el país tras las legislativas del 25 de septiembre, aunque el resultado de la segunda vuelta sigue en el aire, puesto que el orden de fuerzas de los dos grandes partidos se ha invertido.

Ahora, tanto el vencedor Tusk, presidente de la Plataforma Cívica (PO), como Kaczynski, de Derecho y Justicia (PiS), deberán redoblar sus esfuerzos para hacerse con los votos de los restantes candidatos, especialmente el populista Andrzej Lepper, que ayer obtuvo un 13,2%, y el socialdemócrata Marek Borowski, que logró un 10,2%. El presidente saliente, Aleksander Kwasniewski, un viejo comunista reconvertido en socialdemócrata, no podía presentarse a las elecciones, tras dos mandatos de cinco años.

Los dos candidatos se encuentran en una situación paradójica después de que sus partidos hayan acordado la formación de una alianza para gobernar. En las elecciones de septiembre, el PiS de Kaczynski logró el 26,9% de los votos, mientras que el PO de Tusk obtuvo el 24,1%, lo que les garantiza una cómoda mayoría en la Cámara baja.

"GRAN ESPERANZA" "Es una victoria que nos da una gran esperanza para la segunda vuelta", dijo Tusk, un europeísta que se presenta como el garante de la "Polonia moderna". "Estoy convencido de que nuestra Polonia solidaria es más atractiva para la mayoría de polacos que una experiencia liberal", respondió el euroescéptico Kaczynski.

El índice de participación fue del 50%, 10 puntos superior a las legislativas de septiembre, pero el más bajo de las cuatro citas presidenciales celebradas desde el fin del comunismo, en 1989.