"He venido a votar por el bien del pueblo iraquí". Tissar, de 40 años, es una sola sonrisa cuando sale del colegio electoral. Dice que está "feliz" de poder cumplir con su deber. "Todo el pueblo iraquí esperaba este día", añade tras votar en la escuela primaria de Makarim, en el centro de Abú al Kasib. La ciudad se halla a unos 15 kilómetros al sureste de Basora, la segunda ciudad de Irak, de mayoría shií. "Es la primera vez que podemos votar así".

"Todo está bien, tranquilo --asegura Naser Kasar Jaber, responsable del colegio electoral--. Ha venido mucha gente y esperamos que la jornada se desarrolle en calma".

Estamos en el ecuador de la jornada electoral. En otra escuela, la de Djafar Mohamed Baghut, el responsable local de la Comisión Electoral (CE), Kasim Abdel Husein, dice que "más del 50% de los electores" han votado ya. Parece que la mayoría de los votantes han preferido acudir temprano a las urnas.

La participación es más o menos igual entre la minoría suní. Según Adjad Abdel Ridha, responsable de la CE en la escuela de Al Amal, ubicada en un barrio donde vive una importante comunidad suní, 2.500 de los 3.000 inscritos habían votado a dos horas del cierre de las urnas.

Parejas, mujeres solas y familias enteras hacían cola por la mañana delante de cada una de las cinco habitaciones de la escuela de Markarim donde se hallaban las urnas.

"Escogéis el partido que queráis --les explicaba Raja, responsable de la urna 3--. Luego ponéis una cruz en la casilla que está delante del partido escogido. Esta tarjeta es para las elecciones locales, y aquélla para las nacionales. Ahora, pasad y votad".

"Estamos muy contentos de escoger nuestro Gobierno, un Gobierno democrático que saldrá de una pluralidad de partidos políticos, y sin el Baaz el partido en el poder durante el régimen de Sadam Husein", se alegra Jauad Kadham, de 65 años. "Estamos haciendo esto por el futuro del pueblo iraquí", dice.

Selim al Zubair, de 22 años, ha venido con su padre y su madre a votar. Ambos son analfabetos. El les explica lo que deben hacer. "Llevamos esperando este día desde hace mucho tiempo", asegura. Luego, Zubair afirma que su familia no tiene miedo a votar pese a las amenazas de los insurgentes. Desde los altavoces de una mezquita, una voz anónima se dirige a los vecinos y les pide que vayan a votar.