Han desatendido 28 resoluciones de la ONU, se han servido nueve veces del veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, poseen armamento de destrucción masiva, han invadido y ocupado un territorio fuera de sus fronteras, definen los asesinatos selectivos y sus daños colaterales como ataques preventivos, han causado miles de víctimas civiles, han arruinado la pobre economía del pueblo palestino, y son amigos de los tres dirigentes justicieros que han hecho morder el polvo al potente Ejército de Irak.

Por si le faltaba algo al Gobierno ultraortodoxo israelí le ha salido ahora un grupo terrorista que mata niños, al más puro estilo de los viejos fundadores judíos. Una ayuda superflua para la actividad depredadora del Gobierno de Israel, porque la tarea sucia ya la hacen a cara descubierta los soldados. Ese Ejército que utiliza tanques, cazas y helicópteros Apache para hacer frente a las piedras de la Intifada.

Triste paisaje el que se ve hoy en Oriente Próximo.