El hundimiento en el Mediterráneo de varias embarcaciones con centenares de personas a bordo en abril del 2015reavivó la preocupación migratoria, aunque fue la fotografía del niño sirio Aylán, muerto en una playa de Lesbos en septiembre, la que agitó conciencias y llevó a la UE a dar un golpe de timón en su política migratoria aunque sin resultados visibles todavía. Muchos gobiernos europeos abrieron los ojos y respondieron con un espíritu de cooperación pero esta colaboración se ha ido difuminando y se ha visto reemplazada en el 2016 por nuevas medidas unilaterales y un endurecimiento de las leyes migratorias con un objetivo: evitar más llegadas de refugiados al viejo continente.

“Nuestra unidad está en juego. Europa se encuentra en una encrucijada. Nuestra tarea no es dejarnos llevar por el miedo o dar marcha atrás en los objetivos sino mostrar el camino y liderazgo. Necesitamos resultados, que los Estados miembros estén a la altura de sus compromisos, demostrar que podemos gestionar adecuadamente la situación”, avisaba la semana pasada el comisario de inmigración, Dimitrios Avramopoulos.

EL PLAN ESTRELLA, ESTRELLADO

El plan estrella de Bruselas, el esquema para repartir a 160.000 refugiados llegados a Grecia e Italia, ha sido un fracaso. Los Estados miembros no han cumplido sus promesas de acogida y el resultado es un repliegue interno y un cierre de fronteras sin precedentes. “Soy una persona de ánimo optimista pero conociendo la situación y calibrándola no me quedan muchos motivos para el optimismo”, reconoce el político griego. Su frustración se debe a la falta de voluntad de muchos gobiernos con el mecanismo de reparto de refugiados que países como Hungría o Eslovaquia han llegado a denunciar ante el Tribunal de Justicia de la UE. Un dato elocuente si se tiene en cuenta que los eslovacos ocuparán entre julio y diciembre la presidencia rotatoria de la UE.

MSF lamenta que, en lugar de un plan de rescate, la UE solo apueste por la disuasión

Para Médicos Sin Fronteras, según un informe difundido este martes, esta falta de respuesta a las necesidades de los refugiados demuestra “un fracaso catastrófico de Europa” y de una política europea que ha terminado agravando el sufrimiento de la población que buscaba refugio en el continente europeo. La ONG lamenta que Europa siga apostando por la disuasión en vez de por poner en marcha un plan de salvamento ambicioso y de invertir en mejorar la capacidad de acogida.

SIN CENTROS DE REGISTRO

Y es que 2016 continúa sin que los centros de registro e identificación de refugiados acordados estén en funcionamiento. En Italia solo funcionan dos de los seis prometidos -uno en Lampedusa para 650 personas y otro en Trapani para 400- mientras que en Grecia solo uno de los cinco prometidos, en Lesbos, está plenamente operativo. Todavía mayor retraso lleva el reparto. Los Estados miembros -17 países en total- solo han puesto a disposición de Grecia e Italia 4.237 plazas y solo se han reubicados 322 refugiados -240 de Italia y 82 de Grecia) de los 160.000 prometidos.

Mientras, el flujo no cesa. Según la Organización Internacional para las Migraciones solo en estos primeros quince días del año han pisado territorio griego procedentes de Turquía 23.302 personas, a razón de 1.700 por día, y 50 han perdido la vida en el intento. Un goteo que ha obligado a las autoridades griegas a pedir un centenar de máquinas más para tomar huellas dactilares y 1.600 guardas de fronteras adicionales. Hasta ahora solo ha recibido 48 máquinas y 170 guardias.

CONTROLES ENDURECIDOS

Hungría, Dinamarca, Austria y Esloveniaamenazan con endurecer los controles fronterizos

Como resultado de este goteo que no cesa muchos gobiernos han optado por endurecer las leyes sobre asilo e inmigración y cerrar fronteras. Media docena de países mantienen controles fronterizos provisionales y no hay visos de que vayan a desaparecer lo que augura un futuro incierto al espacio libre circulación Schengen. Pese al portazo, Bruselas confía en que 2016 será el año de las soluciones. “Debemos ver resultados claros y tangibles desde las próximas semanas y meses”, avisa el vicepresidente Frans Timmermans. “En 2016 Schengen debe volver a funcionar con normalidad y para ello debemos velar porque los gobiernos no sientan la necesidad de introducir o prolongar los controles en las fronteras interiores”, apunta.

Una quimera de momento dado que algunos como Dinamarca ya han anunciado que los prolongan 20 días más los controles. “No es algo que hagamos con alegría pero el gobierno debe reaccionar a una situación extraordinaria y hace lo que cree necesario para garantizar el orden público y la seguridad”, decía su ministra de integración, Inger Stojber, la semana pasada. Una línea de pensamiento cada vez más presente en Europa. Eslovenia acaba de amenazar con realizar controles más estrictos en su frontera con Croacia si Alemania y Austria endurecen las medidas en su frontera. “Si los Estados miembros son prisioneros de su política nacional fracasaremos”, recuerdan en Bruselas.