La onda expansiva del fracaso de Livni para formar gobierno en Israel no ha tardado en afectar al atascado proceso de paz entre palestinos e israelís. Poco después de confirmarse la noticia, se anunció la suspensión de la reunión de hoy entre Ehud Olmert y el presidente palestino, Mahmud Abbás.

Para Ramala, Livni no garantiza un acuerdo, pero sí la continuidad de las negociaciones. La perspectiva de elecciones anticipadas aterra a los palestinos. Si la derecha ganara con Netanyahu al frente, como dicen las encuestas, supondría la estocada definitiva para unas negociaciones que no han fruto en 11 meses de diálogo.

Hasta entonces Abbás y los suyos tratarán de agotar el diálogo con el Gobierno en funciones de Olmert y Livni, confiando en llegar a buen puerto antes de final de año, el plazo establecido por George Bush en Annápolis. Pero las perspectivas son poco halagüeñas. Olmert es un cadáver político con escaso poder real. Del lado palestino, son peores las perspectivas. La fractura entre Hamás y Al Fatá, entre Gaza y Cisjordania, hace inviable la aplicación de un acuerdo.