Colin Powell, secretario de Estado de EEUU, no hizo honor ayer a su apodo de paloma dentro de la Administración de EEUU. En un discurso ante los asistentes al Foro Económico Mundial que fue interpretado como una última oportunidad de Washington para recabar el apoyo europeo a una guerra contra Irak, Powell recalcó que su país se "reserva el derecho soberano de atacar" a Sadam Husein "solo o en compañía de aliados".

El secretario de Estado de EEUU, hasta hace poco defensor de una acción militar concertada con los aliados occidentales frente a los halcones de la Administración Bush, criticó duramente que el "multilateralismo sirva como excusa para la inacción", y advirtió una vez más a Irak que "se le acaba el tiempo".

DESBARATAR ARGUMENTOS

Powell utilizó la tribuna de Davos para intentar desbaratar los argumentos de la opinión pública europea, que considera que Washington lanza esta guerra para hacerse con el control de las reservas petrolíferas de Irak y, de paso, subrayar la lista de razones por las que, a juicio de Washington, el dictador iraquí constituye una insostenible "amenaza" para la paz mundial.

Según EEUU, existen "claros" vínculos de Bagdad "con grupos terroristas, incluyendo a Al Qaeda", aunque no ofreció a la concurrencia ninguna prueba concreta de esas alegaciones.

A pesar de que muchos expertos militares estiman que las capacidades militares de Sadam son "ridículamente bajas" tras dos guerras sucesivas y más de un decenio de sanciones económicas, Powell sostuvo en Davos que Bagdad continua alimentando el deseo de almacenar y producir armas de destrucción masiva. Para ello, se preguntó por el paradero de sustancias tóxicas, como "decenas de miles de litros de ántrax", que se encontraban en territorio iraquí antes de la expulsión de los inspectores de la ONU en 1998.

Como colofón, el secretario de Estado expresó su opinión de que no basta con abrir las puertas de un país a los inspectores de desarme para certificar la disposición de un régimen dictatorial a cumplir con los mandatos y resoluciones de la ONU. "Es necesario ver un cambio de actitud por parte de Irak", dijo. Prescindiendo de la aparente contradicción en que incurre la política exterior de EEUU, Powell dijo que Washington no tiene intención de recurrir a la fuerza militar para hacer entrar en razón a Corea del Norte y obligarle a renunciar a las armas de destrucción masiva.

Siguiendo la estela de EEUU, que parece ahora dispuesto a dar un nuevo plazo a los inspectores antes de desencadenar el conflicto, el premier británico, Tony Blair, se pronunció a favor de que los expertos tengan tiempo de valorar adecuadamente las intenciones de Sadam, aunque dijo que no debe ser "una cuestión de meses, sino de semanas".

Londres sólo atacará si los inspectores concluyen que Sadam no coopera y el Consejo de Seguridad no aprueba un ataque porque un miembro permanente interpone un veto "irrazonable".