Al cumplirse un año de su ardiente defensa ante la ONU de la necesidad de atacar a Irak, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, confesó ayer que no sabe si habría apoyado la guerra de haber tenido la certeza de que el régimen de Sadam Husein no tenía armas de destrucción masiva en su poder. "La ausencia de esos arsenales cambia el cálculo político", reconoció Powell en The Washington Post .

"Esos arsenales fueron la pieza final que convirtió a Irak en un peligro claro y real y en una amenaza para la región y para el mundo", explicó al diario el jefe de la diplomacia estadounidense. Powell contestó con un "no sé" a la pregunta de si habría apoyado la guerra sabiendo que Sadam no tenía las armas prohibidas, con las que la Casa Blanca justificó la invasión.

LA DECLARACION DE KAY Esas armas no sólo no han aparecido todavía, sino que "probablemente nunca lo harán", según declaró a finales de enero el exjefe de inspectores de armas de EEUU, David Kay. Además, Kay calificó de "erróneos" los datos de inteligencia en los que el presidente Bush se apoyó para afirmar que Irak escondía armas de destrucción masiva.

El impacto de la confesión de Powell a The Washington Post fue tal que ayer el secretario de Estado trató de salir al paso de sus propias palabras subrayando, una y otra vez, que "el presidente Bush tomó la decisión adecuada" al lanzar la guerra contra Irak. En unas declaraciones al término de su entrevista con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en Washington, Powell insistió: "Nadie tendría que tener dudas, ni en EEUU ni en el mundo, de que hemos hecho lo apropiado, y la historia nos dará la razón" con respecto al ataque a Irak.

EXISTIA LA INTENCION El secretario de Estado nortemericano justificó la guerra en la "intención" de Sadam de desarrollar armas de destrucción masiva, y en que además conservó la "capacidad" y la "infraestructura técnica" para poder llegar a fabricarlas. "Tenían los recursos necesarios para hacer esas armas", remató Powell en sus declaraciones.