El Partido Popular espera con inquietud la visita que el Papa realizará a Madrid los próximos días 3 y 4 de mayo. Los dirigentes y cargos públicos populares son conscientes de que Juan Pablo II es uno de los responsables mundiales más críticos con la guerra de Irak, y temen que su presencia en España, tres semanas antes de las elecciones autonómicas y municipales, pueda afectar al partido si para esas fechas continúa el conflicto bélico o si no ha dado un cambio beneficioso.

"Esperemos que todo haya pasado cuando venga Su Santidad", dice un dirigente popular, en referencia a la guerra. Este diputado, que pide conservar el anonimato, reconoce que en el electorado tradicional de su formación política hay una "bolsa importante" de creyentes que obedecen la doctrina vaticana. Ciudadanos que, en el momento de votar, pueden "poner la fidelidad al Papa por encima de la lealtad al partido".

CONFLICTO DE CONCIENCIA

Esta inquietud la comparten, siempre en privado, otros dirigentes y militantes. Algunos no ocultan su propia dificultad para conciliar su fe católica con el apoyo incondicional que su líder político, José María Aznar, presta a la coalición atacante. Lo único que desean en estos momentos es que, para comienzos de mayo, la coyuntura internacional haya cambiado de tal modo que desaparezca o se mitigue el conflicto de conciencia de militantes.

Un portavoz de la Moncloa argumentó que el viaje tiene un objetivo "muy concreto" --la canonización de cinco beatos, precedida de una vigilia con jóvenes-- y añadió que, aunque Juan Pablo II exprese en algún momento su "ya conocida posición" contra la guerra de Irak, lo hará "seguramente sin llamadas muy exageradas".

Tanto la citada fuente gubernamental como el portavoz del PP en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, recalcaron que la visita del Papa tiene carácter "pastoral".