Alemania no está para bromas y Europa, menos, con el eje franco-alemán rechinando. Los trabajadores --cada vez más italianizados, según un analista-- temen el acercamiento al modelo anglosajón, tras décadas privilegiadas. A pesar de cometer errores, Schröder ha ido más lejos que nadie en Europa, aunque para esta tarea se imponía una gran coalición. Merkel no se lo ha puesto fácil y las empresas, tras sacar amplio partido, le han traicionado. Pero el canciller sabe que el país no sobrevivirá sin profundas reformas. Ha dicho la verdad. Veremos si Merkel hace igual.

*Periodista.