Sí, podemos". Yes, we can . La medida histórica de la candidatura de Barack Obama empieza y acaba en su lema. ¿Podrá convertirse en el primer presidente negro de EEUU? Es decir, EEUU, el país que tuvo el pecado original de la esclavitud, el país que hasta anteayer en términos históricos era una nación segregada, ¿está preparado para un presidente negro? Esa es hoy en día la pregunta del millón.

"Por supuesto que sí estamos preparados. No tengo ninguna duda al respecto. Al principio del proceso no estaba seguro del todo, pero ahora sí lo estoy", afirma Larry Sabato, director del Centro de Políticas Robert Kent Gooch y profesor de Políticas de la Universidad de Virginia. "Soy un optimista cauto", dice por su parte Maurice Jackson, profesor de Derecho de la Universidad Georgetown en Washington. "La cuestión racial está presente en todos los aspectos de la vida americana: en los trabajos de negros y blancos, en la educación que reciben, en la sanidad... y también en la política", añade.

LA IMPORTANCIA DE GANAR Cuando Obama empezó su carrera hace 15 meses, muchos estadounidenses eran en el mejor de los casos escépticos y, en el peor, consideraban imposible que el senador llegara muy lejos. Sin embargo, con su trabajada victoria sobre Hillary Clinton en las primarias, Obama ha enviado un claro mensaje: es un candidato que puede ganar. Es lo mismo que ocurrió con su triunfo en el caucus de Iowa. Entonces indicó que podía vencer en las primarias; al zanjar a su favor la carrera con una adversaria de la envergadura de Clinton se ha ganado como mínimo el beneficio de la duda. Los estrategas de John McCain, por ejemplo, están diseñando una campaña a la contra, basada en la presunción de que Obama es el favorito por coyuntura política, por maquinaria electoral (en el terreno recaudatorio, por ejemplo) y por el fenómeno mediático en que se ha convertido.

"Hay muchas cosas que favorecen a Obama. Es un año en el que el presidente es muy impopular, la guerra es impopular y la economía está débil. Incluso si alguna gente vota en contra de él por ser negro, aún puede ganar", explica Clyde Wilcox profesor de Políticas de la Universidad de Georgetown. En términos de coyuntura política, este debería ser un año demócrata, como indican las encuestas. "La pregunta es cuán demócrata va a ser. Yo preveo una importante victoria en las legislativas. La incógnita son las presidenciales, donde el carácter y la personalidad de los candidatos son muy importantes, donde hay miles de periodistas hurgando en las vidas de los candidatos. ¡Quién sabe lo que pueden encontrar!", dice Sabato.

Durante las primarias, Obama ya ha conocido algunos ejemplos de este escrutinio. Primero fue el bulo de que es musulmán. Después fue la controversia alrededor de Jeremiah Wright, el reverendo de su iglesia durante años de la que se ha visto forzado a darse de baja a causa de sus polémicos sermones. Alrededor de Wright se organizó una cuestión racial. También ocurrió lo mismo cuando Bill Clinton comparó a Obama con el líder de los derechos civiles Jesse Jackson. Y, sobre todo, con uno de los argumentos estrellas de Clinton durante la recta final: Obama no puede ganar a McCain porque los "blancos de clase trabajadora" no le votarán (ni los latinos, como un asesor de la senadora dijo al iniciar las primarias). Presentado así, parecía que Obama fuera solo el candidato de los negros (que lo han apoyado abrumadoramente) y de los jóvenes.

UNA CARRERA DURA Es decir, la cuestión racial ha aparecido como una corriente subterránea, sin llamarla por su nombre excepto cuando Obama intentó frenar la crisis Jeremiah Wright con un inspirado discurso sobre el problema en EEUU. Todo hace pensar que en las presidenciales sucederá lo mismo. "El color de la piel no será abiertamente uno de los temas importantes de la campaña pero estará siempre allí", opina Jackson, que vaticina una carrera "dura, ruda, en la que algunos perros se desatarán". "La cuestión racial no se discutirá abiertamente, estará en el inconsciente de la carrera. Será una experiencia instructiva para el país", dice Sabato, quien advierte de que habrá "momentos feos, la condición humana es difícil de cambiar".

INTERNET Por convicción y cálculo político, difícilmente quien protagonizará estos momentos será McCain, que sabe que no puede hacerlo y ya ha desautorizado algunos de ellos. Para ello está internet y toda la retahíla de comentaristas, pastores, estrellas mediáticas y demás que forman la fauna política en EEUU. Pero hay suficientes temas encima de la mesa y dos puntos de vista lo bastante diferentes como para mantener una campaña basada en propuestas diferentes. "Los americanos votarán por Obama no porque sea negro, sino porque tiene las mejores políticas", dice Jackson. "Solo un insensato hace predicciones. Cualquier cosa puede ocurrir", zanja Sabato.