El curso político británico ha comenzado como terminó el anterior: envuelto en el escándalo de los gastos parlamentarios. A su regreso ayer a Westminster, todos los diputados se encontraron con una carta de los auditores, que han investigado las irregularidades en las facturas de los últimos años. En algunas se comunica a los interesados que todo está en orden, en otras se piden datos y aclaraciones y en otras se exige que devuelvan lo que cobraron indebidamente.

Uno de los que deberá devolver dinero es Gordon Brown, que habrá de retornar 12.415 libras (13.706 euros) que gastó indebidamente desde el 2004 en limpieza, jardinería y decoración en una segunda casa. Aunque los gastos del primer ministro cumplen con la normativa del Parlamento vigente entonces, el jefe de los auditores, Thomas Legg, considera excesivo cualquier gasto que supere las 1.000 libras anuales (1.068 euros) para limpieza y las 2.000 libras para jardinería.

El líder de los liberales demócratas, Nick Clegg, habrá de retornar 910 libras de las 3.900 que reclamó para jardinería en tres años. Al jefe de los conservadores, David Cameron, le han pedido información adicional sobre los pagos de una hipoteca que reclamó en el 2006. Cameron ya devolvió en su día 218 libras. El portavoz de la Cámara de los Comunes, John Bercow, ha escrito a los parlamentarios pidiéndoles que cooperen, entre rumores de que algunos de ellos se negarán a retornar lo cobrado.

Brown no solo pagará, sino que quiere dar ejemplo y ha pedido por correo a sus ministros "responder rápido y responder a todo tipo de informaciones complementarias" que les sean requeridas.