A medida que avanzan las investigaciones sobre el asesinato del periodista turco de origen armenio Hrant Dink, el pasado 19 de enero, aumentan las conjeturas sobre quién está detrás del crimen. La mayoría de columnistas piensa que "hay manos negras detrás del crimen".

El periodista de Vatan Güngör Mengi duda de que el presunto asesino, Ogün Samast, "pudiese comprar un arma que cuesta 770 euros cuando al ser detenido solo disponía de una lira 55 céntimos de euro" y de que pudiese localizar a Dink sin ayuda en una urbe de 15 millones de habitantes como Estambul. Los turcos llaman Estado profundo a las conexiones entre ultraderecha, mafia y militares y policías. Para Murat Belge, un intelectual amenazado por grupos ultras, "el Estado profundo está relacionado con militares retirados que apoyan a estos grupos nacionalistas y azuzan las protestas contra Dink o Pamuk".