Por tercera vez este otoño, los serbios fracasaron ayer en su intento de elegir presidente. Según informó anoche el grupo independiente de observadores Centro para las Elecciones Libres y la Democracia (CESID), la participación rondó el 45%, lejos del 50% necesario para que la consulta fuese válida.

Serbia se adentra ahora en una profunda crisis institucional y deberá organizar una nueva convocatoria electoral. El actual presidente yugoslavo y claro favorito ayer, Vojislav Kostunica, apuntó también a un adelanto de las elecciones legislativas.

Mientras no se resuelva la crisis, la presidenta del Parlamento serbio, Natasa Micic, asumirá la presidencia serbia de forma interina a partir del 5 de enero. Ese día expira el mandato de cinco años de Milan Milutinovic, el único pilar del régimen de Slobodan Milosevic que aún sigue en pie y que está acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPI), informa France Presse.

Los serbios intentaron por primera vez escoger presidente el pasado septiembre. Kostunica ganó, pero no por mayoría absoluta, lo que obligó a celebrar una segunda vuelta el 13 de octubre, en la que no se alcanzó el 50% de participación y se anuló todo el proceso. Tras ese fracaso y precisamente para evitar que eso volviera a ocurrir, el Parlamento serbio eliminó el requisito del 50% de participación para la segunda vuelta de las elecciones, pero la mantuvo para la primera.

Ayer, los 6,5 millones de electores convocados a las urnas debían elegir entre el nacionalista moderado Kostunica y dos ultranacionalistas radicales: Vojislav Seselj, presidente del Partido Radical Serbio (SRS), que cuenta con el apoyo de Milosevic; y Borislav Pelevic, presidente del Partido Serbio de la Unidad (SSJ).

VOTANTES DESCONTENTOS

De nada sirvieron los llamamientos al voto realizados en las últimas semanas por la Unión Europea, el Consejo de Europa y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). El descontento de los electores porque las reformas económicas y políticas iniciadas hace dos años --tras la revuelta popular que derrocó al régimen de Milosevic-- no les han traído el deseado bienestar y, sobre todo, la rivalidad entre Kostunica y el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, pudieron más que la presión de la comunidad internacional y el deseo de estabilidad para salir del aislamiento.

En vistas del nuevo fracaso, ambos dirigentes volvieron a atacarse. "Si la elección es un fracaso, Kostunica será el único responsable", dijo ayer horas antes del cierre de las urnas Djindjic. Kostunica, a su vez, acusó a Djindjic de "boicot" por no haber llamado a los electores a votar.