Con suspiros de alivio no disimulados y muestras públicas de agradecimiento, los familiares del joven hispanofilipino Francisco Larrañaga, en el corredor de la muerte por el asesinato de dos hermanas en 1997, acogieron el anuncio, realizado el pasado sábado por la presidenta del país, Gloria Macapagal Arroyo, de conmutar la pena de muerte a 1.000 reos por la de cadena perpetua. Tras unas pocas horas de incertidumbre, el Gobierno español logró confirmar ayer que la medida de gracia afectaría al español.

En un mensaje con motivo del domingo de Resurrección, la presidenta Arroyo, católica practicante, dio a conocer un "cambio de política" para reemplazar la pena de muerte por cadenas perpetuas. En un segundo comunicado, la jefa del Estado filipino precisó que los beneficiarios por las medidas de gracia "se estimaban en un millar". Arroyo había proclamado una moratoria en las ejecuciones cuando asumió el poder en el 2001, pero la levantó en el 2003 ante el elevado número de secuestros y asesinatos en el país. Pese a ello, durante este periodo de tiempo no se ha llevado a cabo ninguna ejecución en el país asiático.

En el Ministerio de Exteriores español la noticia se recibió con euforia. "Aunque prácticamente lo sabíamos, hoy por ayer nos ha llegado la confirmación oficial", declaró a Europa Press el diplomático Joaquín Durán. Preguntado sobre cuál sería el próximo paso que el Gobierno daría en relación con la condena, Durán aseguró que el ministerio seguirá trabajando "en la misma línea que hasta ahora".

"Estamos más tranquilos, aunque esperamos que nuestra abogada pida esta semana una copia de la lista de presos a los que se ha conmutado la pena", declaró a la agencia Efe Margarita González, madre del joven condenado, quien no ocultó su deseo de ver el perdón "escrito y firmado" de una vez por todas.

Tras los primeros momentos de alegría, los familiares de Larrañaga subrayaron que, a partir de ahora, y sin que la sentencia de muerte penda como espada de Damocles sobre la cabeza de Francisco, será más fácil hallar una prueba exculpatoria.

OBTENER LA LIBERTAD "Una vez que salga del corredor de la muerte, deseamos poder encontrar alguna prueba o evidencia que permita la reapertura del caso para obtener la libertad", señaló la madre de Larrañaga.

La madre del exreo de muerte quiso aprovechar la ocasión para expresar su gran agradecimiento "por el gran apoyo de España". Francisco Larrañaga, de 29 años, es hijo del expelotari vasco Manuel Larrañaga.