El jefe del Gobierno del poderoso Estado de Baviera y presidente de la Unión Socialcristiana (CSU), Edmund Stoiber, de 65 años, confirmó ayer su renuncia a ambos cargos agobiado por una revuelta interna y escándalos de espionaje, faldas y manipulaciones.

La caída de Stoiber se da en medio de un proceso de erosión que se aceleró cuando perdió las elecciones a la cancillería, en el 2002, contra el excanciller Gerhard Schröder. Luego, Angela Merkel le arrebató la primera posición para disputar la jefatura del Gobierno. El éxito de Merkel como líder conservadora fue otro duro golpe para Stoiber.

Tanto se debilitó su figura en la CSU que bastó una denuncia de la jefa administrativa del pequeño distrito de Fürth, la también socialcristiana Gabriele Pauli, para que Stoiber quedara acorralado y sin salida. Según Pauli, el jefe de la oficina de Stoiber, Michael Höhenberger, interrogó a algunos conocidos para sacarles información destinada a desprestigiarla. En un intento desesperado para frenar el escándalo, Stoiber despidió a Höhenberger, pero no logró más que profundizar sus problemas. Con la renuncia de Stoiber, se espera que el Gobierno de Baviera sea asumido por el actual ministro de Interior, Günter Beckstein.