La mayoría de los checos no comparten las actitudes eurófobas de su presidente, Vaclav Klaus, pero el mandatario ha tocado la fibra sensible de sus compatriotas al sacar a relucir los Decretos de Benes, que ordenaron la expulsión y expropiación de bienes de tres millones de alemanes de la región de los Sudetes tras la segunda guerra mundial. Al exigir la exención checa a la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, Klaus reabrió un asunto muy delicado, sin embargo su popularidad subió como la espuma. Según un sondeo, el 65% de los checos estaban de acuerdo con él.