El Parlamento británico y el primer ministro, Boris Johnson, han empezado su particular pulso de poder para lograr tirar adelante o detener el brexit duro que pretende Johnson. En unas declaraciones realizadas en Escocia, el presidente de la Cámara de los Comunes, el conservador John Bercow, aseguró que luchará «con cada hueso de mi cuerpo» para evitar que Johnson lleve a cabo su plan de saltarse el Parlamento para sacar al país fuera de la Unión Europea (UE).

Los laboristas ya han anunciado que plantearán una moción de censura contra el primer ministro Johnson a partir del 3 de septiembre, cuando se reabra el Parlamento tras su periodo vacacional. Esta moción será apoyada por el resto de fuerzas políticas, incluidos una veintena de rebeldes europeístas tories. Todos estos grupos ya se encuentran en negociaciones. Podrían haber acordado formar un gobierno alternativo liderado por un diputado que no fuera Jeremy Corbyn, punto de desunión entre los dos partidos. Se habla de la tory Margaret Beckett o del laborista Keir Starmer.

Dominic Cummings, principal asesor de Johnson y cerebro de la triunfal campaña del brexit del 2016, ha avisado que no piensan convocar elecciones rápidas tras la derrota en la moción, como les correspondería. Su estrategia pasaría por aplazar los comicios hasta después del 31 de octubre. De esta forma, el país se asomaría a la fecha decisiva del brexit sin Parlamento ya que estaría cerrado por campaña electoral. Y podrían llevar a cabo la salida sin acuerdo de la UE sin la oposición. Johnson no puede implementar el brexit sin la autorización del Parlamento. «El Parlamento será escuchado y nadie va a evitar que esto suceda», afirmó Bercow, quien ya prohibió la tercera votación del acuerdo de May en marzo provocando la ira de sus colegas de partido. No tardó en replicarle Johnson. «Existe una terrible colaboración entre la gente que piensa que puede bloquear el brexit en el Parlamento y los amigos europeos», señaló.