El primer ministro libanés, Saad Hariri, presentó ayer su dimisión y la de su Gobierno al presidente del país, Michel Aoun, cuando se cumplen 13 días de protestas multitudinarias contra el Ejecutivo y la corrupción de la clase política.

El anuncio de su dimisión tuvo lugar poco después de que simpatizantes del grupo chií Hezbolá, armados con palos, atacaran a los manifestantes en la zona donde se celebran las principales protestas en Beirut, quemaran las tiendas que estos habían instalado y rompieran sillas.

«Voy al Palacio de Baabda [donde se encuentra la presidencia] para presentar la dimisión del Gobierno libanés al presidente de la República», declaró Hariri en una breve comparecencia retransmitida por televisión. El anuncio provocó el entusiasmo de los manifestantes, congregados de nuevo en el centro de Beirut tras el ataque de Hezbolá. «Durante todo este tiempo he intentado encontrar una salida para la voz del pueblo y proteger al país de los peligros relacionados con la seguridad y la economía», afirmó Hariri.

CALLEJÓN SIN SALIDA / «Hoy, para ser honesto con vosotros, he llegado a un callejón sin salida y es hora de que haya una gran sacudida para hacer frente a la crisis», añadió el mandatario, que puso su cargo «en manos del presidente y de todos los libaneses». Aoun debe ahora aceptar o rechazar la renuncia. El primer ministro dijo a sus socios de coalición que su responsabilidad es proteger el país y buscar formas de desarrollar la economía. Cientos de miles de libaneses se han manifestado en diversas ciudades del país durante 13 días consecutivos en las protestas más importantes de los últimos años en el Líbano, un país que sufrió una guerra civil de 15 años (1975-1990).

Hariri, anunció la semana pasada la adopción de reformas económicas, hasta ahora bloqueadas por las divisiones dentro de la coalición gubernamental, mientras miles de manifestantes seguían pidiendo «la caída del régimen».

El primer ministro prometió un «presupuesto para el 2020 sin impuestos adicionales para la población» y un déficit del 0,6% del PIB, después de que el 17 de octubre empezaran las protestas contra una tasa sobre las llamadas de voz por apps como WhatsApp.

También anunció un recorte del 50% en los salarios del presidente y los expresidentes, ministros y parlamentarios, así como nuevos impuestos a los bancos. Además, Hariri indicó que apoyaba la petición de los manifestantes de que se celebren elecciones legislativas anticipadas.