El primer ministro palestino, Salam Fayad, presentó ayer su dimisión al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás, en un gesto destinado a "apoyar los esfuerzos" que se están haciendo "para crear una Gobierno de unidad nacional", según aseguró el propio Fayad en un comunicado.

Su renuncia era una de las exigencias del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamás), que siempre ha tildado de "ilegal" al Ejecutivo que Fayad dirige desde Ramala. El presidente palestino ha pedido a Fayad que siga en su cargo hasta que culminen las negociaciones que han iniciado en El Cairo Al Fatá --el partido que lidera Abbás desde Cisjordania-- y Hamás, que controla Gaza.

"El clima positivo de la primera ronda de diálogo ofrece una oportunidad que debe ser explotada para acabar con las divisiones y establecer una base que debe llevarnos a la unidad y a la reconciliación", dice Fayad en el texto de su dimisión. En todo caso, el todavía primer ministro ha dado de plazo para permanecer en su puesto hasta finales de marzo. Los analistas consideran que la renuncia de Fayad es en realidad una concesión a Hamás.

Sin embargo, la lectura de los islamistas es bien distinta. "No creemos que esta dimisión tenga nada que ver con las conversaciones de El Cairo, ni con la formación de un Gobierno de unidad palestino. Más bien es el resultado de los desacuerdos personales entre Fayad y Abbás", dijo ayer Fawzi Barhum, portavoz del movimiento islamista.

En su opinión, la salida de Fayad no ha cogido de sorpresa a nadie. "Este Gobierno no ha trabajado por el bien de los palestinos, sino para intereses privados. Esta dimisión era esperada porque se trata de un Gobierno ilegal y anticonstitucional", apuntó el portavoz islamista.

En cualquier caso, lo que parece claro es que la salida de Fayad facilitará la firma de acuerdos en El Cairo, donde no solo se discute la eventual formación de un Gobierno de unidad nacional, sino también cuestiones sobre seguridad, de reformas en la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y sobre las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que podrían celebrarse en el 2010. Otro tema espinoso es quién gestionará los 4.500 millones de dólares que la comunidad internacional ha donado para reconstruir Gaza.

SIN ALTERNATIVA En declaraciones a Al Jazira, Ghazi Hamad, otro portavoz de los islamistas, dijo que, en las conversaciones, "hay una fuerte determinación de Hamás, de Al Fatá y de todas las facciones de tener éxito porque no hay otra alternativa; si fracasamos en nuestro proyecto nacional entonces deberemos de hacer frente al desastre".

Según los analistas, gran parte de los palestinos desean poner fin a las divisiones internas, sobre todo tras la ofensiva israelí a Gaza, que acabó con la vida de al menos 1.300 palestinos, gran parte de ellos civiles.