"Acabo de ver que los tests que he realizado me han sido devueltos con un resultado positivo; tengo que aislarme, seguir las instrucciones de los doctores, esto es necesario para la seguridad de mis colegas".

Con estas palabras, Mijaíl Mishustin, el eficaz tecnócrata nombrado primer ministro ruso el pasado enero, anunciaba su situación, durante una videoconferencia televisada con el presidente ruso, Vladímir Putin. El nuevo paciente de covid-19 ha propuesto al líder del Kremlin que en su ausencia sea Andréi Beloúsov, primer viceprimer ministro, quien tome las riendas del Ejecutivo, sugerencia que ha sido de inmediato aceptada por su sucesor. Antes de despedirse y salir hacia el hospital, Mishustin ha prometido mantener el contacto con los ministros mediante teleconferencia y seguir la actualidad.

NÚMERO DE CASOS CERTIFICADO

La noticia se produce mientras el número de casos certificados y anunciados oficialmente por las autoridades sanitarias rusas ha traspasado los 100.000, y ha sido aprovechada por Putin para recalcar que cualquier persona puede enfermar y que era necesario mantener las medidas de confinamiento. El alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, también ha intervenido en la misma línea. "Una persona que yo sé se sometió a análisis, continuamente intenta evitar contactos gratuitos y eludir la enfermedad, como ven ustedes, ésta es la realidad", ha puntualizado.

Pese a los números relativamente bajos de Rusia en comparación con los países occidentales, la epidemia ha golpeado desde el inicio muy alto en la pirámide del poder en Moscú. Hace solo unas semanas, se hizo público que Denis Protsenko, un doctor que había acompañado al presidente durante una visita al hospital moscovita Kommunarka para enfermos de coronavirus, había contraído la enfermedad. Acto seguido, el máximo mandatario ruso dejó de hacer apariciones públicas y se recluyó en su residencia de Novo Ogáriovo, trabajando a distancia y presidiendo reuniones por teleconferencia.