Dispuesto a "reconstruir y reinventar el país", el experiodista Mauricio Funes, que en marzo ganó las elecciones como candidato del exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se convirtió ayer en el primer presidente de izquierda de El Salvador, tras 20 años de Gobierno de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

Una de sus primeras decisiones será el restablecimiento de las relaciones con Cuba. Casi la mitad de los 15 jefes de Estado que asistieron a su toma de posesión son también de izquierda; pero allí estaba Hillary Clinton para asegurar que EEUU "mejorará" las relaciones con el país centroamericano, que le surte de mano de obra.

A punto de cumplir 50 años, Funes juró sobre una Biblia que sostuvo su esposa, Vanda Pignato, y recibió la banda presidencial del presidente de la Asamblea Legislativa, Ciro Cruz. El dirigente, que sucede a Antonio Saca, prometió "recuperar el tiempo perdido" y aseguró que bajo su Gobierno se iniciará un "camino nuevo de plena convivencia en democracia".

Combate a la pobreza y la delincuencia y empleo fueron las grandes promesas del flamante presidente, que deberá hacer equilibrios entre las exigencias de los viejos guerrilleros radicales y la tutela de EEUU, donde trabaja casi un tercio de su población. Funes anunció un plan anticrisis para generar enseguida 30.000 puestos de trabajo y otros 70.000 el año próximo.