El primer ministro de Japón, Naoto Kan, aseguró hoy que en seis días terminará la primera fase para controlar la central nuclear de Fukushima y que se espera que sus reactores estén en "parada fría" para enero de 2012, aunque para desmantelarlos se necesitarán "de diez a veinte años". Kan hizo estas declaraciones en una rueda de prensa en la que confirmó que las labores para controlar la planta marchan "según lo previsto" y que para el próximo día 19 se espera haber estabilizado la refrigeración de los reactores dañados por el tsunami del 11 de marzo. Con ello concluirá la primera fase de la "hoja de ruta" de Tokyo Electric Power (TEPCO), operadora de Fukushima, que se había comprometido a controlar la crisis nuclear como muy tarde para enero del próximo año. Kan, no obstante, insistió en el "riesgo" que conlleva la fisión atómica y aseguró que su objetivo es "reducir la dependencia" de Japón de la energía nuclear, que antes del 11 de marzo constituía cerca del 30 por ciento del total que generaba el país. A raíz de la catástrofe, 35 de los 54 reactores nucleares de Japón están paralizados. "Vamos a intentar construir una sociedad que no dependa de la energía nuclear", dijo Kan, que admitió sin embargo que tanto la industria como la población necesitan el suministro eléctrico suficiente y es "responsabilidad" del Ejecutivo proveerlo, por lo que la dependencia se rebajará de modo gradual. Kan añadió que el Gobierno va a elaborar un plan básico de energía y que mañana mismo comenzará a debatirse una ley crucial para potenciar las energías renovables en Japón, cuya aprobación es una de las prioridades personales de Kan. El líder nipón, cuya aprobación popular ha caído hasta apenas el 15 por ciento, el nivel más bajo desde que llegó al poder hace más de un año, detalló que esta misma semana se presentará en el Parlamento el segundo presupuesto adicional para financiar la reconstrucción del noreste del país. Kan ha puesto la aprobación de ese presupuesto extra como condición para abandonar el poder, algo que le reclama la oposición e incluso voces dentro de su propio partido, que le acusan de no haber sabido gestionar la crisis abierta con la catástrofe de marzo. En este sentido, el primer ministro descartó disolver la Cámara Baja y evitó dar una fecha para su dimisión. A principios de junio Naoto Kan superó una moción de censura, pero solo después de ganar apoyos con la promesa de que dejará el poder una vez encauzada la reconstrucción de las zonas asoladas por el terremoto.