La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, ha asegurado que no piensa dimitir del cargo tal como le exigen los manifestantes antigubernamentales, a los que ha vuelto a ofrecer diálogo mientras siguen enfrentándose a la policía. Miles de manifestantes rodean los edificios gubernamentales, fuertemente vigilados por las fuerzas de seguridad.

En una rueda de prensa televisada, Yingluck ha calificado como "inaceptables" y contrarias a la Constitución las demandas del líder de las protestas, Suthep Thaugsuban, para que ceda el poder a un consejo popular.

"Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance que la gente esté contenta", pero "lo que haga debe de estar dentro de la Constitución", ha argumentado Yingluck.

La primera ministra tailandesa, que admitió haber mantenido la noche del domingo el encuentro propiciado por los jefes del Ejército con Suthep, reiteró que está dispuesta a "abrir cualquier puerta" para negociar con los manifestantes.

Yingluck ha reiterado que habrá contención por parte de la Policía, que por segundo día volvió a lanzar gases lacrimógenos y balas de goma contra grupos de manifestantes. Al menos 55 personas permanecen hospitalizadas a consecuencia de las afecciones causadas por los gases lacrimógenos.

Enfrentamientos mortales

Al menos tres personas murieron y medio centenar resultaron heridas, según el último balance oficial, en los enfrentamientos entre seguidores y detractores del Ejecutivo el sábado por la noche en torno a la Universidad de Ramkhamhaeng y el estado Rajamangala, en el noroeste de la capital.

Tailandia arrastra una grave crisis política desde el golpe militar que en 2006 derrocó al Gobierno de Thaksin Shinawatra, hermano mayor de la actual primera ministra, Yingluck Shinawatra.

Thaksin y su hermana cuentan con gran respaldo entre las clases bajas y las áreas rurales del noreste, mientras que gran parte de sus opositores proceden de las clases medias y altas urbanas y de sectores cercanos al Ejército y la monarquía tailandesa.