Los israelíes volvieron a demostrar ayer que en muchas ocasiones son imprevisibles y que les gusta desafiar a las encuestas electorales, que en los últimos años han acertado sus augurios solo parcialmente.

Los sondeos a pie de urna difundidos por los principales canales de la televisión pública israelí sorprendieron otorgando al Likud, el partido líder de la derecha israelí, encabezado por el primer ministro en funciones, Binyamin Netanyahu, 37 escaños.

Las encuestas previas a los terceros comicios legislativos que se celebran en Israel en once meses pronosticaban un empate a unos 34 escaños entre el Likud y su principal rival, la coalición de centro-derecha Azul y Blanco, presidida por el exjefe del Estado Mayor del Ejército israelí Benny Gantz. O le otorgaban al Likud una estrecha ventaja de dos escaños. A las 8 de la tarde (las 6 en España), ya había votado el 65,6% del electorado.