La familia real británica ha asistido , como es su costumbre en Navidad, a un servicio religioso en la iglesia de St Mary Magdalene cercana a su finca de Sandringham (este inglés), en un año que la reina Isabel II ha calificado como lleno "de baches" a puertas del brexit, previsto para el 31 de enero.

El príncipe Carlos, el heredero al trono y su hermano el príncipe Andrés, que se ha visto obligado a dejar la vida pública por su relación con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein -que se suicidó en agosto pasado en la celda donde esperaba a ser juzgado por abuso sexual y tráfico de menores- llegaron los primeros a la iglesia, seguidos de la soberana, de 93 años. No se entretuvieron a saludar a los ciudadanos como es costumbre, temerosos de un abucheo por la situación en la que se encuentra el príncipe Andrés.

Isabel II asistió sin su esposo, el príncipe Felipe, de 98 años, que salió el martes del hospital King Edward VII de Londres, donde ingresó el viernes como medida de precaución para ser atendido por una afección que padecía anteriormente y que no se ha especificado.

Ausencia de Enrique y Meghan

También asistieron al servicio religioso de Navidad los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, que por primera vez llevaron a sus hijos mayores, Jorge, de 6 años, y Carlota, de 4 -Luis, de un año, se quedó en casa-, que fueron recibidos con deleite por los ciudadanos congregados a las puertas de la iglesia.

No asistieron en esta ocasión los duques de Sussex, Enrique y Meghan, que celebran las fiestas en Canadá -donde solía residir la exactriz estadounidense- con su hijo Archie, nacido el pasado 6 de mayo.

Las dos parejas han difundido estos días fotos de sus respectivas familias para felicitar la Navidad a los británicos.

Posteriormente, la reina Isabel II del Reino Unido ha instado este miércoles en su mensaje navideño a "dar pequeños pasos" hacia la reconciliación, después de un año que en momentos puede haber parecido "lleno de baches".

Como es tradicional, la soberana, de 93 años, se dirigió a la nación en un discurso pregrabado emitido por la cadena pública BBC, en el que reflexionó sobre varios aniversarios celebrados este año, como los 50 años de la misión del Apollo 11 a la Luna y 75 de la batalla de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.

"Es un recordatorio para todos nosotros (el hecho de) que los grandes saltos, a menudo empiezan con pequeños pasos", afirmó, en alusión a la frase que pronunció el astronauta norteamericano Neil Armstrong cuando pisó la Luna por primera vez el día 20 de julio de 1969.

En referencia al Día-D, la Reina celebró que el pasado verano "antiguos enemigos se juntaron en conmemoraciones amistosas a ambos lados del Canal de la Mancha, dejando atrás diferencias pasadas", y subrayó que la reconciliación "no pasa de la noche a la mañana", sino que requiere "paciencia y tiempo".

En su discurso, la jefa del Estado británico, que tiene un papel ceremonial, ha loado "la determinación" de la juventud para proteger el planeta del cambio climático y habla de su familia, que se siente inspirada, dice, por quienes trabajan al servicio de los demás.

Señala asimismo el ejemplo de Jesucristo, que demostró al mundo cómo los "pequeños pasos dados en fe y esperanza" pueden ayudar a superar las "diferencias y divisiones" para traer comprensión y armonía.