El príncipe Enrique de Inglaterra no irá destinado finalmente a Irak por varias amenazas relacionadas con su eventual llegada al país, según anunció hoy el jefe de Estado Mayor del Ejército británico, general Richard Dannat. "Tras una visita a Irak la semana pasada, tuve conocimiento de varias amenazas específicas directamente relacionadas con el príncipe Enrique y sus acompañantes, y no estoy dispuesto a correr riesgos", dijo Dannat.

En una declaración hecha en el Ministerio de Defensa, el general admitió que Enrique, de 21 años y tercero en la línea de sucesión al trono británico, se sentirá "muy decepcionado" por la decisión. "Uno de los factores que han contribuido a mi decisión ha sido el conocimiento y la discusión del despliegue del príncipe en los medios de comunicación", explicó Dannat.

"Le he pedido a sus superiores que impulsen su carrera, pero no voy a especular sobre eso", indicó el jefe de Estado Mayor del Ejército, al agregar que los soldados que iban a estar a cargo del príncipe "echarán de menos su liderazgo en Irak". Tras la intervención del general, el propio Enrique se declaró "muy decepcionado", aunque "no abandonará el Ejército", según un comunicado emitido por Clarence House, residencia oficial en Londres del príncipe Carlos, heredero a la Corona y padre del joven.

Enrique siempre ha manifestado su deseo de servir a su país en el frente, hasta el punto de haber confesado a sus amigos que abandonaría el Ejército si no se le permitía cumplir ese propósito, según la prensa británica. El príncipe, hijo de Carlos de Inglaterra y la difunta princesa Diana de Gales, tenía previsto prestar servicio en Irak este mes de mayo al mando de una unidad de doce soldados y cuatro vehículos acorazados de reconocimiento Scimitar.

El joven iba a operar en las filas de su batallón, el "Blues and Royals" de la Guardia Real, el regimiento más importante y antiguo del Ejército de Tierra británico. Aunque Dannat no precisó las amenazas que pesan sobre Enrique, el diario "The Sun", que ya adelantó el pasado mes que el príncipe podía ver frustrado su sueño de trabajar en Irak, afirmó entonces que terroristas fanáticos amenazaban con matar o capturar al joven.