Barack Obama fijó su objetivo respecto a Guantánamo nada más llegar a la Casa Blanca: cierre en el 2010. En seis meses, sin embargo, el avance ha sido mínimo, lastrado por reticencias en el Congreso, polémicas internacionales y la complejidad legal heredada tras siete años de funcionamiento de la prisión. El lunes la meta se alejó un poco más con el aplazamiento de la entrega de dos informes clave.

El documento que estudia caso por caso los detenidos y sus estatus legales se retrasa medio año, y otro informe, sobre las técnicas de interrogatorio usadas con los 229 presos que quedan, no estará listo antes de dos meses. Según miembros de la Administración bajo anonimato, más de 50 presos están listos para ser enviados a otros países. Un "número significativo" podrían ser juzgados.

Mientras, abogados de presos explican que los detenidos, que recibieron con optimismo la llegada de Obama, "están perdiendo de nuevo la esperanza". Los miembros del equipo de Obama insisten en que el objetivo del cierre en el 2010 sigue vigente y que el presidente trabaja en pos del apoyo del Congreso.