El jefe del Gobierno italiano, Romano Prodi, ha decidido encerrar a sus ministros en un cónclave para organizar la imagen colegial del Ejecutivo y evitar que expresen sus opiniones personales sobre temas del programa de gobierno. La decisión fue tomada antes de que el Gabinete obtuviese la investidura definitiva del Congreso. El Ejecutivo avanzó su prioridad: la revisión de las cuentas del Estado, tildadas de "desastrosas".

El detonante del encierro ministerial fueron unas declaraciones de Rosy Bindi, ministro de la Familia, sobre el posible reconocimiento de las parejas de hecho, declaración que irritó al Vaticano. Livia Turco, ministro de Sanidad, apuntó a la posible autorización del uso generalizado de la píldora abortiva RU486. "Hay que hablar solo cuando se haya tomado una decisión", dijo Prodi.