Comprar un recuerdo del nazismo, desde cruces gamadas para lucir en la solapa hasta medallas de las SS, es posible en Polonia, un país arrasado por los alemanes durante la II Guerra Mundial, donde sin embargo es legal producir este tipo de souvenir que, curiosamente, se vende sobre todo en Alemania. El pasado uno de septiembre Polonia recordaba que hace 69 años comenzó la invasión germana y, con ella, la mayor guerra que ha vivido la humanidad hasta ahora, un conflicto que dejó este país completamente destruido.

Lo cierto es que el delirio militar de Hitler todavía sigue provocando escalofríos entre los polacos que lo sufrieron, lo que paradójicamente impide que Polonia sea uno de los principales productores europeos de artículos de parafernalia militar nazi, fundamentalmente destinados a clientes alemanes.

Éste es el caso de la empresa Luxim, en Wroclaw (suroeste del país), una ciudad que hasta 1945 perteneció a Alemania y que luego pasó a control polaco, donde hoy se ofrecen cientos de souvenirs relacionados con el nazismo. A pesar de que su página web sólo muestra un catálogo de inocente bisutería y no dice nada de estos artículos militares, en la tienda de Luxim se pueden adquirir cuidadas imitaciones de medallas de las SS, alfileres de corbata con simbología nazi o cruces gamadas con las que presumir de una ideología maldita.

Máxima indignación

"Sufrimos la lacra de cruzarnos con gente que aún lleva a Hitler tatuado en el cuerpo, pero también tenemos a otros que son capaces de vender cualquier cosa para obtener dinero, y esto es intolerable", dice con indignación el ex ministro de Exteriores polaco y antiguo interno del campo de concentración de Auschwitz, Wladyslaw Bartoszewski.

Este veterano de la lucha contra el nazismo, que actualmente es asesor del gobierno liberal de Donald Tusk en cuestiones de política internacional, no dudó en mostrar públicamente su rechazo a este tipo de negocios, después de que el diario "Polska" airease recientemente el próspero comercio de souvenirs nazis.

La polémica que levantó este reportaje ha hecho que muchos polacos, entre ellos el propio Bartoszewski, se planteen la necesidad de cambiar la legislación de Polonia, donde está prohibida la apología del nazismo pero no la producción y venta de estos artículos, algo que sí está terminantemente vetado en la vecina Alemania. Precisamente son ciudadanos germanos los principales clientes de este tipo de productos que, según reveló "Polska", tienen un precio que oscila entre los 1,5 y los 2 euros, asequible por tanto para cualquier bolsillo. Por su parte, el propietario de esta empresa, Leszek Klaus, se defiende de la lluvia de críticas que siguieron a la publicación del artículo al asegurar que sus "recuerdos nazis" están destinados a la venta a productoras cinematográficas, que necesitan regularmente de estos materiales para las películas históricas.

Pero lo cierto es que no sólo las productoras pueden acudir al negocio de Klaus, sino que, como demostró el diario, también los particulares llegan hasta aquí para adquirir recuerdos de la demencia de Hitler, en un país en el que la herida dejada por la barbarie alemana tardará todavía muchos años y generaciones en cicatrizar. Mientras, para quienes deseen hacerse con un souvenir nazi "made in Poland", Polonia es una parada interesante.