Decenas de miles de personas --algunas fuentes hablaban de 200.000-- se congregaron ayer en Beirut para despedir a Pierre Gemayel, ministro de Industria, líder del partido Falange Cristiana y destacado antisirio, en un funeral que se convirtió en una demostración de fuerza del bloque libanés contrario a la influencia de Damasco en el Líbano. En medio de escenas de dolor y de acusaciones veladas al régimen de Bashar el Asad de ser el responsable de los asesinatos políticos que asolan el Líbano desde hace dos años, el padre de Gemayel --el expresidente Amin Gemayel-- declaró el inicio de la "segunda Intifada libanesa" por la independencia.

Necesitaban los antisirios una demostración de fuerza y unidad con la que desafiar tanto a Damasco como a sus aliados libaneses: el presidente del Estado, Emile Lahud, e Hizbulá. La movilización fue inferior a la que protestó contra el asesinato del exprimer ministro Rafic Hariri en febrero del 2004, en la denominada Primavera de Beirut, pero los políticos sunís, drusos y cristianos lograron su objetivo.

IRA Y LAGRIMAS Desde primera hora de la mañana --cuando el féretro viajó de la ciudad natal de Gemayel, Bekfaya, a Beirut-- hasta que el jefe de la iglesia Maronita, el cardenal Nasralá Sfeir, ofició la misa y los líderes políticos pronunciaron sus discursos, una multitud lloró al asesinado ministro y expresó su ira contra Siria y sus aliados. Al funeral asistieron el ministro de Exteriores francés, Phillipe DousteBlazy, el secretario de la Liga Arabe, Amr Musa, y el presidente del Parlamento, Nabih Beri, chií y aliado de Hizbulá.

No acudió Lahud, y así se ahorró ver cómo la multitud le acusaba del asesinato por sus estrechos lazos con Damasco y quemaba retratos suyos. "El pueblo libanés no descansará hasta que haya un nuevo presidente en el palacio Baabda, en lugar de Emile Lahud", dijo el padre del asesinado, que prometió que no descansará hasta que "los criminales sean entregados a la justicia". "La unidad nacional es más fuerte que sus armas, sus crímenes y su terrorismo", declaró Saad Hariri, la cara más visible junto al líder druso, Walid Jumblatt, del movimiento antisirio.

TRIBUNAL INTERNACIONAL "Solo un tribunal internacional nos protege", decía una de las pancartas que los asistentes al funeral mostraron, en referencia a la constitución de una corte que investigue los asesinatos que han ocurrido en el Líbano desde el atentado contra Hariri y de los que se acusa a Siria. En el caso de Gemayel, los antisirios acusan a Damasco de haberlo asesinado para detener la formación del tribunal, que le puede poner en una situación muy delicada.

Mientras, y ante el temor a que se produzcan más asesinatos, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, ha pedido a los ministros de su Gobierno que duerman en un edificio gubernamental para evitar atentados contra su vida, según publicó ayer el diario árabe Al Quds al Arabi.