Esto no ha terminado. Este es el mensaje que logró dar ayer la oposición iraní al régimen y al mundo. Aprovechando que su líder en la sombra tomaba la palabra en público, decenas de miles de manifestantes llevaron de nuevo a las calles de Teherán su denuncia de fraude en la reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad. Y con ella también volvieron la represión policial, los disturbios y las detenciones.

Más de dos meses llevaba el ayatolá Alí Akbar Hashemi Rafsanyani sin pronunciar el sermón oficial de la plegaria del viernes en la Universidad de Teherán. Calificó la situación del país de "crisis" e instó al régimen a "recuperar la confianza perdida por el pueblo", puesto que sin el pueblo la República Islámica "no seguirá en pie".

"TODOS HEMOS PERDIDO" Es más, pidió sin tapujos la liberación de los reformistas detenidos por las protestas desatadas tras los comicios del 12 de junio, y recordó que "un gran número de gente sensata de este país dijo que tenía dudas" sobre los resultados electorales y que habría que "responder a esas dudas". "Todos hemos perdido. (...) Deberíamos tolerarnos mutuamente", proclamó el clérigo.

Le escuchaba Mirhusein Musavi, la cabeza visible del movimiento reformista, en su primera aparición pública después de la validación oficial de los resultados electorales, el 29 de junio. También Mehdi Karrubi, el otro candidato reformista derrotado, que antes de la plegaria había sido insultado y zarandeado por unos basijis (milicianos ultras) hasta hacerle caer el turbante. Y fueron miles las personas que acudieron al campus universitario con lazos, escarapelas y banderas verdes, el color del islam y también el de la candidatura de Musavi, para gritar con todas sus fuerzas una y otra vez Alá akbar (Dios es grande). El mismo clamor que resuena desde las terrazas en las noches de Teherán contra los resultados de los comicios oficialmente ganados por el ultraconservador Ahmadineyad con el 62% de los votos.

Los partidarios de este también se hacían oír lo suyo, pero su habitual consigna de "muerte a EEUU" era respondida por los reformistas al grito de "muerte a Rusia", el estrecho aliado de Ahmadineyad que se apresuró a felicitarle por su triunfo electoral.

Convocados días atrás, decenas de miles de reformistas trataron de rematar su demostración de fuerza tomando de nuevo la calle. Era la primera manifestación opositora desde la conmemoración, el pasado día 9, del décimo aniversario de las protestas estudiantiles de 1999. La respuesta policial fue la habitual: amplio despliegue de uniformados y basijis de paisano, dispersión con violencia y detenciones. Según testimonios citados por la agencia France Presse, la policía usó gases lacrimógenos y proyectiles con pintura.

La expresión pública de posiciones críticas por parte de una figura tan significada como Rafsanyani revela que la fractura interna del régimen sigue ahí.