Las huelgas convocadas ayer en Francia contra el contrato de primer empleo (CPE) no consiguieron paralizar el país, pero las manifestaciones fueron igual de numerosas o más que las de la semana pasada. Entre un millón y tres millones de personas participaron en las 200 marchas de protesta celebradas por todo el país. Al término de las manifestaciones hubo altercados dispersos con la policía por parte de grupos de jóvenes reventadores, en París y otras ciudades.

Los responsables estudiantiles explicaron que la determinación de los jóvenes a seguir manifestándose contra el contrato de primer empleo se ha visto reforzada por la intervención solemne del presidente, Jacques Chirac, que ha promulgado la controvertida ley, pero ha pedido que no se aplique. El hecho es que los eslóganes de las protestas se centraron ayer en el jefe del Estado y en el número dos del Gobierno y ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, quien ha tomado las riendas de las negociaciones en tanto que es presidente del partido del Gobierno Unión por un Movimiento Popular (UMP). "El primer ministro nos movilizó el 28 de marzo y Jacques Chirac lo ha hecho hoy", ironizó el presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Francia, Bruno Julliard.

APOYO DE LOS ADULTOS En ciudades como París, Marsella, Burdeos y Toulouse, la participación fue incluso superior a la de la semana pasada. Los estudiantes abrieron la marcha apoyados por numerosos adultos, sindicalistas y padres de familia que desfilaban al lado de su hijos "contra la precariedad" que simboliza este polémico contrato para los menores de 26 años y que contempla la posibilidad de despido sin justificar.

El presidente de la Confederación de Sindicatos Europeos, John Monks, presente en la manifestación de París, explicó que "toda Europa está comprometida contra este proyecto" del contrato para jóvenes. "No es sólo un problema francés", afirmó.

Coincidiendo con la jornada de protesta, los parlamentarios de la UMP encargados de negociar la nueva ley que debe modificar la aplicación del CPE multiplicaron las ofertas de diálogo a los sindicatos, que han aceptado un primer encuentro hoy con la condición de que "todo pueda ser abordado". El primer ministro, Dominique de Villepin, acabó por reconocer que "la prioridad es salir de la crisis".

Villepin negó que el diálogo suponga un paso atrás del Ejecutivo. "El Gobierno no se rendirá, no se unirá a quienes quieren llevar al país por la vía del inmovilismo", dijo el primer ministro en la Asamblea Nacional. "Usted ya no gobierna", espetó el portavoz socialista Jean-Marc Ayrault a Villepin. "Este montaje es una farsa, Sarkozy se autoproclama primer ministro virtual al negociar con los sindicatos mientras usted se va al cine", añadió.

EN CAIDA LIBRE El martes, Villepin se fue a ver Capote mientras Sarkozy contactaba con los sindicatos. Según el diario Le Figaro , el primer ministro reconoce haber perdido el pulso con Sarkozy para la carrera al Elíseo en el 2007. La situación de Villepin no puede ser peor. Su popularidad está en caída libre desde el inicio de la crisis por el CPE, y un 45% de los franceses desea que dimita, según el último sondeo.