Una "huelga cívica" llevada a cabo con relativo éxito en las cuatro regiones más ricas de Bolivia y en rechazo al manejo que hace el Movimiento al Socialismo (MAS, en el poder) de la Asamblea Constituyente, agravó ayer el enfrentamiento entre la derecha y el presidente Evo Morales. "Siento que es el odio al movimiento indígena", dijo el mandatario sobre una protesta que a su juicio fracasó.

La huelga es promovida por las fuerzas conservadoras y los "Comités Cívicos" que exigen más autonomía política y financiera de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando. Allí se concentra el 42% del PIB y el 85% de reservas de hidrocarburos.

La ministra de Gobierno, Alicia Muñóz, denunció que "hay afanes separatistas" detrás de la protesta. La derecha confía en que las movilizaciones debilitarán a Morales.