Una política energética común debe ser la prioridad de la Unión Europea (UE) puesto que de ello depende la seguridad y el crecimiento económico de los Veinticinco. Así lo pusieron de manifiesto ayer los dirigentes de los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas de Europa, reunidos en Praga para consensuar su propuesta cara al Consejo Europeo que se celebrará a finales de marzo en Viena.

Los dirigentes del Partido de los Socialistas Europeos (PSE) constataron cómo el corte en el suministro de gas ruso a Ucrania el pasado mes de diciembre puso sobre la mesa la vulnerabilidad de Europa en materia energética, por lo que consideraron prioritario desarrollar una política común en esta materia. El objetivo sería garantizar la seguridad en el suministro, lograr la eficiencia energética y un crecimiento sostenible, según explicó el presidente del PSE, Paul Nyrup Rasmussen, quien estuvo acompañado en Praga por más de una treintena de dirigentes de la izquierda.

Las maniobras de Francia y España para proteger sus mercados energéticos con medidas proteccionistas para impedir las OPA de empresas extranjeras estuvo presente también en el debate de los dirigentes europeos, algunos de los cuales expresaron la contradicción que supone hablar de una política energética común y a la vez erigir barreras proteccionistas.

La creación de empleo fue la otra gran cuestión de la cita. Los dirigentes se comprometieron a "intensificar sus esfuerzos" para aplicar la llamada estrategia de crecimiento e inversión aprobada en otoño, que pasa por reformas estructurales en el mercado de trabajo e inversiones públicas.