Los subordinados del primer ministro ruso, Vladímir Putin, durmieron mal la noche del domingo. En pocas ocasiones han visto a su jefe tan airado y decepcionado. Los resultados provisionales de las elecciones a la Duma (Cámara baja) fueron aún peores que las previsiones más pesimistas para el partido del poder, Rusia Unida. La fuerza pro-Kremlin ha recibido el 49,54% de los votos, lo que le permitirá controlar 238 de los 450 escaños en la nueva Duma, según los datos provisionales de la Junta Electoral Central. La decepción y la ira de Putin se le notaban cuando apareció en la sede de Rusia Unida la noche electoral. Echaba descargas eléctricas. Con todos los recursos de un poder casi absoluto, sus subordinados perdieron una cuarta parte del apoyo popular que tenía el Kremlin hace cuatro años. Los electores enviaron una señal negra al hombre más fuerte de Rusia a tan solo cuatro meses de las elecciones presidenciales, en las que Putin participará para gobernar durante al menos seis años más.

Lo más incómodo para el musculado líder de Rusia Unida es el hecho de que los electores castigaron intencionadamente al partido de los funcionarios fieles al Kremlin. «La pérdida de votos no es una victoria de la oposición. Los electores querían complicar al máximo el trabajo de Rusia Unida en la Cámara baja para que tenga el máximo de competencia posible», dijo Alexander Shojin, presidente de la Unión de Industriales y Empresarios de Rusia. De ahí el sorprendente despegue de la fuerza de oposición moderada Rusia Justa, que duplicó el número de votos a su favor para controlar 64 escaños. «Si descontamos los comunistas y los ultranacionalistas del Partido Liberal Democrático, Rusia Justa fue la opción más decente para los que querían plantar cara al partido oficialista», opinó Shojin.

SACAR CONCLUSIONES / Las cifras de apoyo popular del propio Putin han caído también dramáticamente (del 85% al 63%) desde el 2004 cuando fue elegido presidente por segunda vez. Eso no significa que tendrá problemas para ser elegido presidente en los comicios del próximo 4 de marzo. Sin embargo, el desplome electoral de Rusia Unida marca el inicio de una nueva era para el hombre más fuerte de Rusia. «Desde el punto de vista formal, ha cambiado poco. Nada amenaza a la casi garantizada victoria electoral de Putin. Pero en el fondo la situación ha cambiado y tendrá que sacar lecciones. Es preciso que lleve a cabo profundas reformas estructurales de la sociedad que quiere cambios» dijo Shojin. Pese a su declarado apoyo a la formación de la sociedad civil en Rusia, Putin recurre al argot criminal para acusar a líderes de la oposición liberal al Kremlin de ser agentes de los servicios especiales extranjeros.

Según precisó en una ocasión, en plena retórica de la guerra fría, los adversarios políticos de su régimen reciben dinero de Occidente para desestabilizar la situación en Rusia. «Son chacales en busca de financiación proporcionada por las embajadas extranjeras», dijo Putin. Según varios expertos, tras las elecciones del domingo, Putin tendrá que cambiarse para adaptarse al nuevo estado de ánimo del electorado ruso que está harto de una larga época de estancamiento en todas las áreas. «Ha triunfado en situaciones más difíciles. Pero hay que ver si realmente sabrá aprender del resultado de las elecciones a la Duma», dijo el politólogo Gleb Pavlovski. Putin fue nombrado sucesor al presidente Boris Yeltsin en 1999 con solo un 5% de apoyo. Sin embargo, la populista guerra en Chechenia y el recurso administrativo convirtieron al funcionario gris y antiguo coronel del KGB en el vencedor indiscutible en las elecciones de 2000.