No había grandes expectativas ante la cumbre de la langosta , como se ha bautizado el encuentro en Kennebunkport (Maine) entre el presidente de EEUU, George Bush, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, y ayer se justificó el porqué. Los dos líderes mantuvieron una reunión en la que abordaron temas como el escudo antimisiles y la cuestión nuclear iraní. Y como confirmó la rueda de prensa, hubo diálogo, pero pocos acuerdos concretos.

El presidente ruso puso sobre la mesa una nueva propuesta para alterar los planes de Bush sobre el escudo antimisiles. Putin se opone a la idea de Washington de colocar un radar en la República Checa y 10 interceptores de misiles en Polonia, y ha llegado a amenazar con recolocar misiles rusos. Pero no convenció a Washington con su alternativa de ofrecer una antigua base soviética en Azerbayán. Ayer, planteó a Bush ampliar su proyecto incorporando a más naciones europeas a la toma de decisiones, incluyendo la instalación de un sistema de radar en el sur de Rusia. Además, sugirió establecer centros para compartir información en Moscú y Bruselas. "La relación de nuestros dos países ascendería a un nivel completamente nuevo", dijo.

Bush calificó la idea como "muy sincera" y "muy innovadora", pero insistió en su visión de que la República Checa y Polonia "tienen que ser parte integral del sistema".

Los dos líderes hablaron del empeño de Irán por mantener vivo su programa nuclear y se esforzaron por mostrar su apuesta por seguir intentando detener la escalada nuclear de Teherán a través de la ONU.

UNICO PACTO El único acuerdo fue anunciado por Stephen Hadley, asesor de Seguridad Nacional de Bush. Es un pacto de cooperación que se firmará hoy y que garantiza apoyo internacional a los países que persigan programas nucleares con fines energéticos y no contribuyan a la proliferación de armas.