Imparable. Así se mantiene el pulso que Corea del Norte libra con la comunidad internacional desde mediados de diciembre y del que ayer se escribió un nuevo capítulo. Con el respaldo de un millón de norcoreanos que se manifestaron para mostrar su apoyo a la decisión de retirarse del tratado de no proliferación de armas nucleares (TNP), el régimen comunista de Pyongyang amenazó con reanudar las pruebas con misiles balísticos.

FUENTE DE INGRESOS

Corea del Norte posee decenas de misiles de corto y medio alcance que pueden portar cabezas nucleares e impactar en ciudades de Japón y Corea del Sur. El programa balístico militar norcoreano, secreto durante mucho tiempo, se remonta a finales de los años 60, y en un momento en que el país atraviesa una grave crisis económicas puede constituir una fuente vital de ingresos.

La amenaza de reanudar el lanzamiento de misiles (interrumpido desde 1999) llegó de boca del embajador norcoreano en China, Choe Kim-Su, quien anunció que la "moratoria sobre los disparos de misiles no será una excepción, ya que los Estados Unidos han convertido en caducos todos los acuerdos de 1994". Según esos acuerdos, Corea del Norte se comprometía a desmantelar sus programas nucleares a cambio del petróleo estadounidense. El diplomático reiteró que Estados Unidos interrumpió su suministro de crudo en noviembre.

Más de un millón de norcoreanos se manifestaron ayer en las calles de Pyongyang en apoyo a la retirada del TNP, una decisión anunciada el viernes y efectiva desde ayer. El gobernador demócrata de Nuevo México, Bill Richardson, aseguró que Pyongyang no tiene intención de desarrollar armas atómicas. Richardson tildó de "estimulante" la disposición norcoreana al diálogo.