Tras reivindicar el miércoles el secuestro de siete empleados de la firma Areva, cinco de ellos franceses, la dirección de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) emitió ayer un comunicado de advertencia a Francia. Certifica que la toma de rehenes se produce en un "contexto de represalias" --en julio las fuerzas francesas mataron a siete terroristas en un intento fallido de liberar al cooperante Michel Germaneau-- y previene contra cualquier tentativa de rescatar a los rehenes.

El aviso no es ajeno al despliegue de tropas especiales y aviones del Ejército francés en la zona para localizar a los secuestrados. El Gobierno cree que se encuentran con vida en una zona montañosa situada al norte de Malí, cerca de la frontera con Argelia, y que están en manos Abú Zeid, el líder de AQMI.

La reacción del Ejecutivo de Nicolas Sarkozy fue de cautela. El ministro de Defensa, Hervé Morin, afirmó que la principal "preocupación" de Francia es "entrar en contacto con Al Qaeda" para que ponga sus reivindicaciones sobre la mesa. Según Morin, durante el secuestro de Germaneau el Gobierno no consiguió contactar con los terroristas.