Al Qaeda se ha ido al Caribe. Y no precisamente de vacaciones. La CIA, el FBI y Scotland Yard tienen datos que confirman la intención de la organización terrorista de Osama bin Laden de instalarse en algunas islas caribeñas con objeto de utilizarlas como plataforma para la preparación de atentados.

La región ofrece ventajas evidentes. Su proximidad geográfica con EEUU la convierte en un lugar idóneo. Además, la corrupción policial, la pobreza endémica de esos países, la explosión de la criminalidad y la porosidad de sus fronteras facilitan la logística terrorista.

La señal de alerta saltó en el 2004. Varias policías centroamericanas detectaron el paso por Honduras y Panamá de Adnan el Shukrijumah, un saudí experto en explosivos y del que se sospecha que es el encargado de constituir una red en Centroamérica y el Caribe.

Reunión en Honduras

En junio de ese año, Shukrijumah se reunió en San Pedro de Sula (Honduras) con líderes de la mara Salvatrucha. El objetivo era establecer vínculos con esas bandas transnacionales de delincuentes juveniles y usarlas para introducir radicales y explosivos en EEUU.

Un responsable del FBI, Dennis Pierce, aseguró que su organismo tiene indicios de que Shukrijumah se esconde en Trinidad y que viaja con pasaporte trinitense para reclutar jóvenes, algunos de los cuales han sido enviados a Pakistán.

Trinidad y Tobago, un país con un 6% de musulmanes, concentra las preocupaciones de los servicios de espionaje, y tanto el FBI como Scotland Yard van a instalar bases permanentes en esas islas. En su visita a ese país, el director del FBI, Robert Mueller, dijo: "Aquí hay individuos que nos interesan".

La segunda gran alerta se desató el pasado verano. Desde julio, cuatro atentados se han producido en Puerto España, la capital trinitense. El primero, el 11 de julio; el segundo, el 10 de agosto; el tercero, el 9 de septiembre, y el último, el 15 de octubre. No han causado muertos, pero sí decenas de heridos.

El 23 de noviembre, la policía detuvo a uno de los autores de los atentados. Se trata de un integrante de la Yamaat al Muslimín, un grupo de afroamericanos conversos al islam radical que ha degenerado en una organización criminal dedicada al blanqueo de dinero y al secuestro. De hecho, Trinidad es el segundo país del mundo con mayor número de secuestros, sólo superado por Colombia. Este grupo está liderado por el imán Yasín Abu Bakr, un antiguo oficial de policía que en 1990 ya intentó dar un golpe de Estado.

Vínculo con el 7-J

En la isla operan otros tres grupos de islamistas. Uno es el Frente Islámico, que ha apoyado acciones de Al Qaeda y los atentados perpetrados en Bali (Indonesia) y a cuyo líder, Omar Abdulá, se le acusa de introducir armas en la isla. Estos grupos han establecido campos de entrenamiento donde recrean operaciones armadas.

Los radicales caribeños han adquirido protagonismo en los grandes atentados. Germaine Lindsay, uno de los suicidas del 7-J, es de origen jamaicano. Scotland Yard sigue la pista caribeña de esos atentados, y el 11 de octubre, una detención en Trinidad llevó a la policía a registrar tres pisos en Londres. En el 2002, un inmigrante trinitense fue condenado por planear un atentado contra el consulado de Israel en Miami.

El Instituto Estadounidense para el Análisis de la Seguridad Global ha advertido ya "del peligro de atentados contra las instalaciones de extracción de petróleo y gas" en la zona. Trinidad y Tobago suministra el 68% del gas natural licuado que importa EEUU.