En el argot oficial británico, la suspensión del Parlamento se denomina prórroga. Durante ese periodo de tiempo ni se celebran debates ni tampoco se llevan a cabo votaciones.

Prerrogativa de la Reina

El primer ministro británico tiene la potestad de demandar a la reina que suspenda las sesiones de la Cámara. Por lo general, el Parlamento se prorroga una vez al año -durante unas dos semanas-, cuando es tradicional que se celebre el Discurso de la Reina, en el que la soberana lee un documento elaborado por el Gobierno que detalla sus planes para el siguiente ejercicio.La actual sesión, que habrá durado 810 días, es la más larga en la historia del país.

Crisis constitucional

La maniobra de Johnson ha colocado a la reina Isabel II en el centro de la controversia. En un sistema en el cual la monarquía no detenta poder alguno, cualquier solicitud del jefe del Ejecutivo es directa, y se asume sin más. De hecho, en el último siglo, se ha tratado únicamente de una formalidad, según los archivos. La soberana podría haberse negado a dar su consentimiento a la suspensión del Parlamento, pero esto hubiese implicado que Isabel II abandonara el papel neutral que se ha esforzado por mantener desde su coronación, en el año 1953. Es por ello que varios políticos de la oposición han acusado a Johnson de «utilizar» a la monarca y ponerla en una situación comprometida al brode de una «crisis constitucional».

Sin opción de negarse

Sir John Major, el exprimer ministro conservador partidario de la integración en Europa, consideró que la reina Isabel II no tenía otra opción más que aceptar el cierre parlamentario solicitado por su primer ministro. Lo contrario, hubiera creado una gran controversia. En cambio, siempre según la opinión del sucesor de Margaret Thatcher, la sugerencia del primer ministro «sí podría llevarse a los tribunales», una posibilidad para la que se ha llegado a ofrecer como voluntario para abanderar. «Estoy dispuesto a ello para evitar que el Parlamento sea ignorado», dijo.