La muerte de cuatro soldados estadounidenses en Níger está poniendo en serios aprietos a Donald Trump. Se trata de un embrollo que ha acaparado la atención mediática pero no ha despejado las persistentes dudas y preguntas sobre la operación y lo ocurrido, ha desatado una investigación del FBI y del Pentágono y ha vuelto a poner los focos del Congreso, los medios y los ciudadanos en opacas operaciones militares de EEUU, en este caso en África.

El general Joseph Dunford, que preside la Junta de Jefes del Estado Mayor, ofreció el lunes una rueda de prensa de casi una hora. Según su relato, una patrulla de 12 miembros compuesta principalmente por Boinas Verdes salieron el 3 de octubre de la capital de Níger, Niamey, en una «simple misión de reconocimiento». Acompañaban a 30 soldados nigerianos y su destino era Tongo Tongo, un pueblo a unos 85 kilómetros al norte, cerca de la frontera con Mali.

Dunford no aclaró cuál era la misión y hay distintas versiones sobre si el convoy siguió a un grupo de radicales islamistas o si solo lo observó. Lo que el general sí dijo es que los militares hicieron noche en el pueblo y a la mañana siguiente, el día 4, cuando emprendían el retorno a Niamey, empezaron a ser atacados por cerca de 50 militantes, que llegaron en motos y vehículos y dispararon con una variedad de armas, desde metralletas hasta lanzagranadas. Se les identifica como integrantes del Estado Islámico del Gran Sáhara, pero el grupo no ha reivindicado la acción y en la zona hay fuerte presencia también de otros grupos vinculados a Al Qaeda.

Dunford explicó que los militares tardaron una hora en pedir ayuda, un retraso que no se puede explicar de momento. También informó de que un dron estadounidense llegó «en minutos».No se sabe si era solo de reconocimiento o si estaba armado pero lo seguro es que no disparó (sí empezó a ofrecer vídeo de la batalla).

Los aviones de la fuerza militar de Francia (que tiene desplegados cerca de 4.000 soldados en la región, frente a los 800 de EEUU), tardaron media hora desde esa llamada en despegar y otra media hora en llegar. Según contó Dunford, tampoco dispararon (y hay versiones contradictorias sobre si tenían o no autoridad para hacerlo). Por la tarde llegaron helicópteros de refuerzo franceses y un equipo de intervención rápida de Níger y la batalla continuó hasta la noche. Los franceses evacuaron a dos heridos estadounidenses (hubo también cinco soldados locales muertos y seis heridos). Otra compañía subcontratada por el Pentágono evacuó los cadáveres de tres soldados estadounidenses (dos de los cuales no eran boinas verdes).

Faltaba uno

Fue entonces, sobre las nueve de la noche, cuando el Pentágono comprobó que faltaba el sargento La David Johnson (con cuya viuda se ha enfrentado Trump).

Dunford avisó a la Casa Blanca y se aprobó desplegar «activos nacionales» de EEUU (posiblemente miembros del comando de operaciones especiales). Fueron, no obstante, militares de Níger quienes encontraron el cadáver de Johnson dos días después. No se sabe cómo Johnson se separó del grupo, lo que la versión oficial dice que sucedió. Su viuda, además, asegura que no le han dejado ver el cadáver, algo a lo que Dunford reconoció que tiene derecho aunque se le desaconseje. La versión de lo sucedido dada por Dunford altera otras informaciones que fuentes oficiales habían dado con anterioridad (incluyendo los tiempos de respuesta), pero sigue manteniendo abiertos muchos interrogantes.